Debilidades que debe mejorar el vending en 2017

HOSTELVENDING.com 03/01/2017.- Tomando como base el ‘Análisis de la Reputación del Sector del Vending’ elaborado por Aneda para analizar el comportamiento del consumidor frente a las máquinas expendedoras, analizando sus datos y reflexionando sobre sus conclusiones, desde Hostelvending hemos querido poner el acento en las debilidades y fortalezas del sector en nuestro país.
Empezamos en este artículo por los aspectos a mejorar, cuestiones que se deben abordar de manera general por el colectivo y también detalles que el operador debe ir integrando en sus dinámicas de trabajo para responde a lo que pide el usuario actual y el que aún no lo es.
Para iniciar esta lectura hay que hacer referencia a la frecuencia de uso de las máquinas. El informe elaborado por Acción MK revela que el número de usuarios ha aumentado, sin embargo, los que usan este canal de manera diaria disminuyen.
La fidelización es una pieza clave para mejorar estos datos, aunque somos conscientes que la coyuntura del mercado laboral y también del poder adquisitivo del consumidor también pueden estar detrás de este descenso que, por otra parte, se ve compensado en el resto de indicadores, los que hacen referencia al uso del vending dos o tres veces a la semana, una vez a la semana o de una a tres veces al mes.
Aún así no hay que renunciar a ese consumidor diario que elige el café de máquina por delante del bar o que busca su almuerzo en este espacio porque obtiene un producto de calidad y unos descuentos que le incentivan a renunciar a otros espacios.
Entre las razones que el público consultado esgrime para no usar las expendedoras, un aspecto a corregir de manera inmediata es el hecho de que “no confíes en la calidad o higiene de los productos o servicios que se ofrecen”. Aquí se observa un retroceso de casi 3 puntos con respecto a 2013 y echa por tierra todos los esfuerzos realizados por incrementar la calidad del servicio. O no se está haciendo bien o no se está invirtiendo lo que se debiera en este punto para ganar la confianza del consumidor.
Otro motivo que debe tener solución es la afirmación de que no compran en las máquinas porque no encuentran productos de su interés. Se pasa de un 8,3% a un 17,1% dejando claro que la oferta clásica se ha quedado obsoleta entre las tendencias alimentarias actuales.
Es cierto que las limitaciones de espacio del canal cierran ciertas puertas a la variedad, lo mismo que sucede cuando buscamos incrementar productos frescos o saludables, donde los productos especializados para el vending son más escasos o directamente inexistentes.
El fabricante tiene que aprender a adaptarlos a las necesidades de espacio y caducidad de las expendedoras, pero el operador tiene también que poner de su parte y perder el miedo a innovar o incluso a invertir en un trabajo generoso de prospección para conocer los intereses y los hábitos de consumo de sus “clientes”.
Hay que estar al día y no hacer oídos sordos a las marcas y tendencias que lideran las ventas en otros canales. Es vital estar informados y explorar nuevos distribuidores al margen de “lo bueno conocido”.
Un complemento lo ofrece el propio estudio, señalando a los alimentos elaborados listos para tomar y los de bajo contenido en grasas los que más les interesan al margen de la oferta tradicional. También están de moda las frutas y las verduras, así como las bebidas revitalizantes o lo ecológico.
En el argumento relacionado con la falta de expendedoras en los lugares que “frecuenta” el consumidor, es necesario obtener más datos sobre el perfil de este público al que no se llega a pesar de que la conveniencia sigue siendo la clave del canal para ser usado.
Y aunque quizás la identificación de los lugares donde más se consumen productos de las máquinas de vending puede ayudar a aclarar el apartado anterior, siguen faltándonos datos. En este sentido, si ha disminuido el consumo en los centros comerciales, los lugares de paso y los centros de ocio, no solo se debe a una menor afluencia de público a estos lugares, sino también a una pérdida progresiva de presencia en estos espacios.
Por último, llamar la atención sobre las alternativas en los medios de pago. Es una queja recurrente entre el consumidor moderno carecer de alternativas al efectivo, alternativas que además cada vez son más variadas y se han quedado demasiado lejos, como es el uso del móvil o los monederos electrónicos.
Todavía en nuestro país encontramos innumerables ejemplos de máquinas que se están actualizando para incorporar billetes de 20 euros, mientras que se hace impensable utilizar una tarjeta para pagar un refresco de tan solo un euro.
Hay que avanzar más tecnológicamente porque los medios para hacerlo existen.














