La conectividad entre superautomática y molino de café para eliminar la formación de la ecuación

HOSTELVENDING.COM 26/07/2024.- La conectividad entre máquina y molino de café simplifica la preparación del espresso, aporta mayor calidad en taza y, al mismo tiempo, soluciona los problemas de la rotación y formación del personal.
Nos encontramos de lleno en una era en la que la excelencia en la preparación del café es un requisito cada vez más extendido entre los usuarios finales. En esta etapa, lógicamente, han surgido todo un arsenal de soluciones e innovaciones que llegan para facilitar a las empresas y profesionales la consecución de dicha calidad; una calidad constante que se consigue con la automatización de los procesos.
Máquinas superatuomáticas y semiautomáticas con esa dosis de tecnología, elegancia y, sobre todo, mucha inteligencia; molinos graviméticos que miden de forma exacta la dosis de café molido deseada… todo ello, unido con el concepto que quizás más se repite en los últimos años: la conectividad.

La conectividad entre todas las soluciones, en este caso, máquina y molino, optimiza y hace más sencillo todo el ritual de preparación del café, mejora la calidad y consistencia en cada bebida y, sobre todo, viene a responder los continuos problemas de la formación y la rotación del personal en cafeterías -uno de los mayores hándicaps a los que se enfrenta la hostelería-. Todo ello tendrá su eco en la satisfacción y experiencia del cliente.
En ferias de renombre para el canal horeca como HIP en España, o Host en Italia, hemos sido testigos de las constantes innovaciones que el sector tiene por ofrecer; sobre todo, desde el lado de los profesionales de la restauración automática. Esa comunicación abierta y fluida entre la máquina y sus accesorios permite, como decíamos, que todo el proceso se simplifique. Pero sobre todo, se trata de la experiencia, de hacer del consumo de café un momento que, gracias a la exactitud de las superautomáticas, se repite una y otra vez, si así lo desea el usuario.
La necesidad de conectar la máquina con el molino para gestionar los parámetros dependientes de ambos elementos ha estado presente en el mercado durante algún tiempo. Hace años, varios fabricantes introdujeron soluciones de interconexión que siempre enfrentaban las limitaciones del complejo control de los gramos de las dosis de café. Por ello, la llegada de la tecnología de molinos gravimétricos, comentan los profesionales del sector, ha dado otro impulso a este desafío.
La lucha por la excelencia y consistencia en cada taza

La principal meta de la hostelería, enfocada en el café, es ofrecer una calidad óptima en cada taza y mantener esa consistencia en todos sus servicios. Esta es la mejor manera de fidelizar a los clientes, asegurándoles que disfrutarán del mejor sabor y aroma en cada taza que tomen en su cafetería. Para garantizar esa calidad, es fundamental controlar todos los parámetros que influyen en una correcta extracción del café, como la cantidad de café molido, el volumen de líquido extraído y el tiempo de extracción.
Y como sabemos, algunos de estos parámetros son difíciles de controlar en la mayoría de los casos. Tal y como trasladan los tostadores, en muchos molinos, cambiar el punto de molido afecta la dosis, lo que requiere un nuevo ajuste. Por esta razón, mantener todos los parámetros bajo control exige que el personal esté muy bien capacitado, sea capaz de gestionar todas las variables y ajustarlas adecuadamente.
Y se suma el hándicap de la rotación de personal
Retomando el párrafo anterior, decíamos que para que todos estos parámetros se cumplan a rajatabla (en cada servicio) es crucial que el personal esté más que capacitado y formado. Pero lo cierto es que esto es un problema al que se enfrentan prácticamente todas las empresas dedicadas al café y la hostelería.
El servicio de café es uno de los que mayor rotación de personal presenta: por un lado, no es tarea fácil encontrar personas dispuestas a trabajar en este sector y, además, muchos de estos empleados no suelen permanecer mucho tiempo en el mismo lugar. Esto provoca que invertir tiempo en la formación de baristas no sea, normalmente, la solución más deseada.
Frente a ello, nos topamos con la solución en mayúsculas, la implementación de superautomáticas de bebidas. Simplifican el proceso de preparación al requerir solo presionar un botón, o la misma pantalla, y sobre todo, aseguran que toda la retahíla de desafíos (parámetros de preparación, formación y rotación) queden resueltos en una misma solución. Claro está, requerirá una mayor inversión inicial y por supuesto su servicio técnico preventivo -que ya se suele incluir en la compra de la misma-; pero hagamos números: el retorno y la estabilidad están más que asegurados.
Así, cada vez más fabricantes de máquinas de café han escrito estas necesidades en su whiteboard y han lanzado soluciones basadas en la automatización y la calidad de servicio, y que permiten borrar el elemento de la formación de la suma. Con estas máquinas, cualquier usuario puede preparar un espresso de calidad en segundos, sin tener que invertir en dicha formación.
Estas máquinas espresso, ya sean superautomáticas o semiautomáticas, aseguran el volumen de líquido, la presión de erogación y la temperatura idónea en cada taza. Por su parte, los molinos automatizados permiten ajustar la dosis ideal de cada bebida.
Así que, para ajustar el tiempo óptimo de extracción, solo necesitaremos controlar el punto de molido. Y es ahí, como adelantábamos al principio, donde se suma el elemento de la conectividad: molino y máquina hablarán el mismo idioma y compartirán información sobre todos los parámetros del café, ajustando automáticamente el punto de molido en base a la preparación deseada.














