Prescindir de las expendedoras, el recurso fácil de los que desconocen el vending

HOSTELVENDING.com 22/11/2017.- La imagen que continua transmitiendo la prensa generalista sobre el vending no puede estar más alejada de la realidad.
Ya no se trata solo de llamar la atención con titulares amarillistas que culpan a la venta y distribución automáticas de los problemas de obesidad de la población en general y que se utilizan para denostar un canal que es fiel reflejo, aunque resumido, del resto de canales de alimentación, sino que además se da cobertura a unas informaciones que incompletas y, a veces, interesadas.
Lo vimos recientemente con el artículo publicado en La Vanguardia en el que se atacaba la calidad del café que se distribuye, lo hemos apreciado también en una amplia reflexión publicada en el suplemento El Comidista de El País titulada ‘Por qué habría que eliminar los vending de comida’ y ahora lo volvemos a encontrar en una noticia distribuida por Europa Press sobre la VII Jornada Científica organizada por el Comité Interdisciplinario para la Prevención Cardiovascular.
En este último caso se recogen declaraciones de uno de los intervinientes durante este evento en el que se puso de relieve el esfuerzo realizado por mejorar los menús escolares en nuestro país, un avance, que según Pedro Armario, coordinador de este Comité, se está dando en el ámbito educativo, esencial para combatir los problemas de obesidad entre la población infantil.
Hasta aquí todo correcto hasta que toca hablar de vending, una vez más para señalarlo como un canal a evitar entre los más jóvenes. Así se afirma que no solo se ha adaptado los menús de los colegios sino que “se está trabajando en reducir la presencia de máquinas expendedoras”. ¿Por qué no simplemente cambiar su oferta? ¿No lo ven posible?
Pues seguramente y demostrando un profundo desconocimiento sobre el canal, los profesionales de este colectivo vuelven a señalar al vending para criticarlo y vetarlo en los entornos en los que se mueve la población infantil, aunque lo cierto es que tampoco deben tener muy claro el hecho de que la presencia de expendedoras en centros educativos es casi testimonial.
Así lo dejaba de manifiesto el estudio ‘Presencia de máquinas expendedoras de alimentos y bebidas y perfil nutricional de sus productos en los institutos de enseñanza secundaria de la Comunidad de Madrid’ publicado en la Revista Española de Salud Pública.
El análisis se correspondía con una investigación llevada a cabo en los años 2014 y 2015 que daba continuidad a estudios anteriores y que dejaba clara la poca presencia de máquinas en estos centros. De los 330 IES que participaron en la muestra, 57 (17,3%) tenían una o más máquinas expendedoras, con un total de 93 máquinas: 23 (24,7%) de comida, 55 (59,2%) de bebida y 15 (16,1%) mixtas. La mayoría de ellas estaban en centro privados, ya que en escuelas públicas su presencia es casi testimonial.
Es muy probable que los participantes en la Jornada Científica no estuvieran al tanto de estos datos, pero ¿por qué identificar de nuevo al vending con una alimentación que contribuye a fomentar la obesidad entre los usuarios en el ámbito escolar?, ¿por qué no puede formar parte de ese cambio que sí se da en los comedores y que promociona una alimentación más “saludable”?
Sigue quedando mucho por hacer y mucho por transmitir. El mensaje del vending saludable empieza a calar y así lo vemos en administraciones que deciden regular teniéndolo en cuenta más como una herramienta aliada que como un enemigo. Así la Comunidad Valenciana anunciaba a principios del curso escolar su intención de desarrollar un decreto ley para incentivar la instalación de máquinas expendedoras con productos saludables en los institutos, identificados estos con las recomendaciones ya señaladas en multitud de ocasiones y extraídas de la Estrategia NAOS. También recientemente el País Vasco opta por incentivar una oferta diferente por delante de cargárselas de un plumazo.
Polémica y críticas sacuden el concepto de vending saludable














