Ventajas e inconvenientes de invertir en una aplicación

HOSTELVENDING.com 03/09/2015.- Dentro del gran abanico de soluciones tecnológicas que nos ofrecen los nuevos sistemas de comunicación, las aplicaciones móviles constituyen un recurso al alza que se sitúa a medio camino entre la venta directa y el marketing de proximidad.
Para las grandes cadenas de distribución alimentaria, para las tiendas de moda o para las empresas más punteras, desarrollar su propia app es prácticamente una obligación debido a la voraz competencia existente, mientras que para otros sectores tan solo representa un complemento o una vía alternativa de negocio que hay que saber explotar.
Es obvio que una aplicación está íntimamente ligada a un smartphone y, a su vez, los teléfonos móviles son los inseparables del consumidor actual, así que sin duda representan una herramienta con muchas posibilidades para llegar al público objetivo y fomentar así las ventas en cualquier canal.
El sector de la venta y distribución automáticas está empezando a conocer su potencialidad. Incorporadas al canal a través de los medios de pago, las aplicaciones móviles para el vending empiezan a dejarse ver como servicios para la recarga de los monederos virtuales, para la localización de máquinas expendedoras en determinados lugares y, lo que es más novedoso, como medio para configurar campañas de fidelización y promociones.
Apoyados en un nuevo estudio realizado en Estados Unidos, los defensores de las aplicaciones móviles destacan la capacidad que tienen las apps para atraer más tráfico de gente a los puntos de venta. Quien tiene un teléfono inteligente tiene una al menos una aplicación de compra instalada y aunque no la use de manera habitual la lleva encima todos los días a todas horas, una circunstancia que no hay que perder de vista.
El estudio concluye que los que descargan las ‘retail apps’ son los consumidores leales que se mantienen activos buscando ofertas y nuevos productos de sus marcas favoritas. Entonces, ¿cuál es el beneficio de desarrollar una aplicación propia?
Pues para empezar esa disponibilidad las 24 horas del día que define la propia capacidad de las expendedoras. Rellenar el saldo de tu cartera en cualquier momento o utilizar una aplicación para pagar en una máquina de vending permiten al usuario realizar la compra en cualquier momento a pesar de no tener efectivo, mientras que a empresas como fabricantes o proveedores de productos les permiten también aumentar la eficiencia de ventas.
Las aplicaciones además se han convertido en un recurso de comunicación directa con el cliente, el profesional o el inversor. Es cierto que desarrollarlas nos es barato, pero es una inversión en comunicación y marketing que tiene una continuidad en el tiempo y que te permite dirigirte directamente a tu comprador, ya sea habitual o esporádico. Las ofertas y las promociones cobran un nuevo sentido y propician las ventas cruzadas, la dinamización de las ventas en determinadas horas del día, etc.
Según el último informe de The App Date, solo en España hay 22 millones de usuarios activos que cada día descargan cuatro millones de aplicaciones para móviles, tabletas y televisores.
Está demostrado que para que las apps sean efectivas y consigan mejorar las cuentas de resultados de las empresas que las impulsan tienen que dar un valor añadido. Este puede pasar por el contenido personalizado con historiales de compra, artículos preferidos, localizaciones de puntos de venta cercanos, etc. o por programas de fidelización y promoción, sin olvidar aquellas que integran valor agregado como información extra sobre los productos, recompensas, juegos, etc.
En la actualidad además, las apps han establecido una relación directa con las redes sociales lo que permite llegar a un público cada vez más amplio a través de la propia red de contactos de los usuarios habituales, garantizando así la visibilidad y la repercusión de las acciones comerciales.
Al final se trata de aportar soluciones que refuercen la marca y que mejoran la relación con el cliente. Esto último es clave para un sector como el vending en el que el usuario interactúa con una máquina y que hasta hace muy poco ni siquiera planteaba la posibilidad de un feedback directo.
Desarrollar una aplicación propia no garantiza el éxito pero desde luego aporta para alcanzarlo.














